DEL CILINDRO AL COMPACT DISC. TOLEDO (1877-2021)


Fotografía de la tienda de vinilos Candem Rock Records, abierta en la calle Santa Fe y cerrada en 2021.

El gran científico, inventor y empresario americano Thomas Alva Edison, anunció en noviembre de 1877 la invención del fonógrafo, primer aparato que fue capaz de grabar el sonido y luego emitirlo. El fonógrafo reproducía una huella sonora impresa en un surco en forma helicoidal que rodeaba un cilindro. Pura magia. 

El 19 se febrero de 1878, Edison patentó el invento, y poco tiempo después, el 21 de marzo de ese mismo año, el periódico toledano El Ateneo, se hacía eco de la invención con la siguiente noticia.

Se ha inventado y ensayado en París, un nuevo aparato llamado fonógrafo, el cual transmite, escribe y conserva la palabra humana. El fonógrafo es un cilindro envuelto en una hoja de papel de estaño, sobre el cual un punzón marca las vibraciones que conserva la palabra escrita mientras que la voz se reproduce clara y vibrante, pudiendo ser oída por doscientas personas.

Este sistema no permitía hacer copias de los cilindros, por lo que su comercialización era muy limitada. Además, el fonógrafo, en constante evolución tecnológica, era un aparato muy poco asequible, y solo algunos privilegiados podían contar con él.

Thomas Alva Edison con su fonógrafo en 1877. Librería del Congreso de los EEUU.

La primera vez que se usó el fonógrafo en Toledo, fue la tarde del 6 de marzo de 1887, en una velada literaria organizada por el Seminario Conciliar de San Ildefonso. Lo leemos en el Boletín Eclesiástico del Arzobispado de Toledo del 10 de marzo de ese año, custodiado en el Archivo Municipal de Toledo. La velada se celebró en la iglesia del Seminario, que todavía estaba ubicado en el Convento de los Carmelitas Descalzos, en la plaza del mismo nombre. 

Podemos afirmar sin exageración alguna, que todo en la Velada fue muy bueno y merecedor de los nutridos aplausos que arrancó de un público tan numeroso como culto y distinguido. Hay que convenir, sin embargo, en que la primicia de los honores tributado en la Velada, se repartieron de manera entusiasta entre el discurso del Sr. Catalán y los experimentos que se hicieron con el fonógrafo. El primero merece imprimirse. El segundo aparecía por primera vez en Toledo.

En el Boletín se felicitaban, por haberse adelantado a la Academia General Militar y al Instituto General de Segunda Enseñanza, en cuyos gabinetes de Física, no ha penetrado todavía el Fonógrafo.

En ese año de 1887, diez años después de la invención del fonógrafo, el alemán afincado en Estados Unidos Emile Berliner, patentó el Gramófono, que utilizaba por primera vez un disco plano para grabar y reproducir sonidos. Uno de los avances fundamentales del gramófono, es que podían hacerse copias de los discos a partir del máster o disco original. Aquellos primeros discos fueron llamados 78 RPM, y el material del que se fabricaban era la goma laca endurecida. En España se conocieron, debido a su aspecto, como discos de acetato o de pizarra. La patente del gramófono inició una lucha comercial entre los aparatos con el sistema de cilindros de Edison y los de discos de Berliner. Durante la década de 1890, los dos sistemas fueron mejorando sus prestaciones, creándose las primeras compañías discográficas.

No era muy habitual en el Toledo de finales del siglo XIX, escuchar los sonidos de un gramófono. Según podemos leer en La Campana Gorda del 30 de mayo de 1899, varios socios del Casino de Artistas, se vieron agradablemente sorprendidos, y pudieron disfrutar de dos horas de piezas musicales clásicas y varias romanzas, reproducidos por un fonógrafo sin auditores (auriculares), llamado Grammophone Berliner,  y obsequio del hermano del Teniente Coronel Contreras. 

En agosto de ese mismo año, en la droguería de Benito Rivas, podía admirarse un precioso Fonógrafo de nuevo sistema llamado de bocina. Sin necesidad de aplicarse a los oídos las trompetillas, escuchándose perfectamente las preciosas composiciones que ejecuta. Puede que en esa droguería, que se situaba en el actual número 21 de la Calle Ancha, el vecindario de Toledo, viese por primera vez un gramófono con su bocina incorporada y muchos escuchasen por primera vez el sonido grabado en un disco. 

En los salones y cafés toledanos, situados sobre todo en Zocodover y sus calles aledañas, era más habitual escuchar en aquellos años el sonido de la pianola o auto-piano, instrumento que usaba el mecanismo del piano, y al que se le añadían los elementos necesarios para leer los llamados rollos de pianola. También, en las principales calles y plazas de la ciudad, los organilleros, amenizaban a los viandantes con sus  piezas musicales populares, a cambio de unos pocos reales.

La introducción del disco, aumentó la comercialización de la música grabada, siendo la venta por catalogo la forma principal de adquisición en los primeros años del siglo XX. En el periódico El Dia de Toledo, entre  1905 y 1906, se anunciaba una empresa francesa con sede en Barcelona (Balmes, 56),  Compañía Francesa del Gramophone. Decía ser la compañía más importante del mundo y la única que posee una colección de discos españoles que aumenta sin cesar

El Día de Toledo. Abril de 1905. BVPH. 

En lugar de rogar al artista que vaya a cantar a vuestro salón, lo dais a oír por medio del Gramophone y repetirá el trozo favorito tantas cuantas veces lo pidan vuestros invitados, sin que ello os cueste un céntimo más. Los cilindros desaparecen, sólo el disco Gramophone es el que queda. 

Los pedidos de esta Compañía se hacían por correo postal y los discos que ofrecía eran los Zonophone, sobre todo, discos de canto con acompañamiento de orquesta, abundando cantantes líricos con nombres italianos. Por orden de tamaño, los discos eran Pequeños, Concer negros, o Monarch.

En esos años, se va generalizando el uso del gramófono en diferentes actos, o en las llamadas sesiones de gramófono. En 1907, en el Cinematógrafo Imperial, instalado en la Plaza de Zocodover, sonaban discos de ópera en un número final después de la exhibición de las películas. En mayo de 1909, en las fiestas de Santo Tomé en honor a la Virgen de Monte Sion, había un gramófono en cada extremo de la calle, siendo uno de ellos del vecino Sebastián Rodríguez, que ponía fragmentos de óperas, o de zarzuelas. Uno de los fragmentos que más éxito tenía, era en el que la soprano Rosario Soler (La Patita) cantaba aquello de Yo soy la maquinista del amor, de la zarzuela Las Bribonas, con música de Rafael Calleja. 

En los años siguientes, los gramófonos y los discos se seguían vendiendo por catalogo. En 1908, se anunciaba en la prensa toledana el agente de La Máquina Parlante, J. Ferrero, de La Mata (Toledo), sirviendo a domicilio los pedidos. En 1909, anunciaba en la prensa local también la venta de gramófono y discos por catálogo, la Casa Ureña (Prim, 1, Madrid), productos que tuvieron buena recepción en el público más adinerado de Toledo, pues se citan en varias ocasiones en la prensa de la época.

Aparte de algunos gramófonos y discos de segunda mano que pudiera venderse por particulares, o los vendidos por catálogo, la tienda de Aureliano Huertas Martínez en la Calle Nueva, 4 y 6, fue posiblemente la primera en vender el aparato con sus discos en Toledo. Lo haría en 1917 como una sección dentro de su negocio. Aureliano Huertas, natural de Quintanar de la Orden, fue uno de los comerciantes más activos en el primer tercio de siglo en Toledo. Su tienda de la Calle Nueva, ubicada enfrente del edificio del Banco de España, se dedicaba, desde 1915, a la venta de tejidos, zapatos, camas y muebles, y en julio de 1917, ya anuncia la venta a plazos de gramófonos y discos. Lo anunciaba como representante de la Agencia Pathéfono. 

Anuncio de la tienda de Aureliano Huertas en El Castellano. Julio de 1917. Archivo Municipal de Toledo. 


La compañía francesa Pathé, había adoptado en 1916 un modelo más estandarizado de grabación y reproducción de discos, después de unos años de intentar sortear las patentes con otros sistemas que no tuvieron los resultados comerciales esperados. Esto propicio que sus aparatos y discos empezasen a venderse con mayor facilidad en las tiendas.

Aureliano Huertas, además de representar a la Agencia Pathéfono también lo era de la Sociedad Hispano Americana, y entre otras muchas cosas, ofrecía el cambio de discos viejos. En 1918, Aureliano Huertas tuvo también exposición de aparatos y audiciones de discos en la Calle Real del Arrabal 26 y 28.

Anuncio de la tienda de Aureliano Huertas en El Castellano. Mayo de 1918. BVPH.

La tienda estuvo en la Calle Nueva hasta que trasladó el negocio a la Calle Comercio, dedicado principalmente a los tejidos, en el local que años más tarde ocupó Nodal (actual Starbucks).

Después de Aureliano Huertas, van apareciendo mas gramófonos y discos en los comercios toledanos. En agosto de 1918, el Bazar de Sebastián Díaz-Marta, en la Calle Comercio (actual Ale-Hop), ofrecía la reparación de gramófonos, y en 1920, Victorino Gullón, que entonces tenía su tienda en la Calle Cordonerías, 2, en la que vendían principalmente maquinas de escribir, anunciaba también la venta de discos marca Gramófono y máquinas parlantes. 

Los gramófonos y sus discos se comercializaron antes que los aparatos para escuchar la radio. En 1920 se iniciaron las primeras emisiones regulares comerciales de radio, y la venta de estos aparatos en Toledo, según podemos leer en el artículo de Rafael del Cerro Malagón de ABC Y llegó el momento de la radio (1924-1927), no empezó hasta 1924 en Casa Álvarez y en la tienda de Eutiquiano Gullón, hijo de Victorino, ambas en la Calle Comercio. Eutiquiano siguió vendiendo fonógrafos junto con las maquinas de escribir y los receptores de radio.

En 1921, en el número 5 de la calle de las Airosas, actual calle Alfonso VI, tenemos la tienda de gramófonos y discos de La Hispano-Alemana, cuyo dueño era Martín Velasco Vega, dedicado a la fabricación de muebles metálicos. Esta tienda vendía máquinas parlantes de todos los sistemas, para discos de aguja y zafiro, discos Pathé, accesorios, reparaciones, o cambio de discos.

Anuncio de la tienda de Martín Velasco en El Castellano. Junio de 1921. Archivo Municipal de Toledo.

También en 1921, Leopoldo Gascón Donayre, en la Calle Tornerías 31, 2°, vendía por catalogo las maquinas parlantes y discos de la Sociedad Hispano-Americana, con sede en San Sebastián, y en 1922, también empezó a vender y aparatos parlantes para discos Pathé y de aguja la Relojería Moderna de J. Belmonte en la Cuesta de Belén, 5.

A mediados de los años 20, la tienda de Martín Velasco, en Airosas, 5,  anunciaba las últimas novedades fonográficas de las empresas Pathé y Odeón, con canciones como La Java interpretada por La Goya, el cuplé Klu Klux Klam, el pasodoble La Bejerana o la Zarzuela Doña Francisquita.

En 1928, el Bazar Moro, de José Manuel Moro, que entonces tenía el negocio en la calle Comercio esquina Sierpe, actuales números 32 y 34, también anunciaba la venta de gramófonos y discos, junto con las bicicletas y los regalos. Moro siempre conservó un espacio para la venta de discos en su Bazar.

Anuncio del Bazar de Jose Manuel Moro. Folleto Feria y Fiestas Toledo 1925. Archivo Municipal de Toledo.

En 1930, Martín Velasco Vega, abre una tienda de reparación de gramófonos y aparatos de radio en la Plaza de San Agustín, 7, junto al Cine Toledo, y siguió manteniendo su fábrica en las Airosas hasta 1933, que abrió un taller de fabricación de muebles de acero, gramófonos y aparatos de radio en la Calle Sacramento, 1, en el barrio de las Covachuelas. Ese local luego fue la carpintería mecánica de Alberto Vicente, cuyo edificio se conserva en la entrada del barrio, al lado de Tavera. 

Anuncio de  la tienda de Martín Velasco en El Castellano. Septiembre de 1930. Archivo Municipal de Toledo. 

Martín Velasco fue el primer representante en Toledo de la SGAE en 1932 y también de la compañía neerlandesa Philips.

En 1930, el Bazar de Heliodoro Martín, en la Calle Ancha, actual número 36, también se suma a la venta de gramófonos y discos.

Anuncio de la tienda de Heliodoro Martín El Castellano 29 de enero de 1930. Archivo Municipal de Toledo

En los años de la Guerra Civil y la posguerra, la compra de discos no era una prioridad para la población. En los difíciles años 40 se podían encontrar discos en la tienda de Isabel Escalera (Viuda de Heliodoro Martín), en el bazar de Moro, que ya se había trasladado al local de Linares en la Calle Comercio, y en pocos sitios más. Por los catálogos de las compañías como Odeón, Regal, La Voz de su Amo, que se conservan en la Biblioteca Nacional, podemos ver los discos de aquellos años 40 eran fundamentalmente de opera, zarzuela, orquestas, regionales, piano, etc. 

A finales de esa década, en 1948, hace ahora 75 años, la Compañía americana Columbia Records introduce otro hito para la industria musical: el disco de vinilo. Estos discos, giraban a menor velocidad, 33 r.p.m (los LP, o Long play), o 45 r.p.m (los Singles), lo que posibilitaba una mayor duración de la grabación. Un avance crucial en el mercado discográfico para las siguientes décadas del siglo XX, en las que extendieron sus poderes el rock&roll, el folk, el rock, el pop, y una infinidad de estilos musicales para todos los gustos y colores, reflejo de una sociedad en constante evolución. 

En España, esa variedad de estilos y nuevas formas en la música se hizo esperar. La copla seguía dominando el mercado, aunque poco a poco se iban abriendo paso otros estilos como el bolero o el swing, y no fue hasta los 60, cuando se empezó a ver en nuestro país la influencia que llegaba de la música americana, inglesa o francesa. En nuestra ciudad, los comercios que vendían electrodomésticos, aparatos de radio o equipos de sonido, seguían incorporando los discos como complemento a las ventas, sobre todo las tiendas ubicadas en los lugares de más paso. Así, tenemos en la calle Comercio a Hijos de Heliodoro Martín y Casa Álvarez, en Hombre de Palo, La Voz de Oro, de Jerónimo de Mesa, en Nuncio Viejo, Chano, o en la calle de la Plata, Tomé

Aunque la principal referencia para la compra de discos en los 70, era Blanco, en la Calle Comercio esquina con la Plaza de las Cuatro Calles. Este negocio, que empezó como Electricidad Blanco, tenía el local de arriba, con entrada por Cordonerías, 2, para las reparaciones, y el local de abajo, con entrada por la Calle Comercio, para venta de equipos de electrónica y discos.

En la transición española y en los primeros años de la democracia, fue cuando aparecieron las primeras tiendas de discos especializadas. En 1976, abrió una tienda de discos en la Calle Tornerías, 12 (la de las Pescaderías), por parte de Pilar Largo Pou, y en 1977 otra en la Calle Nuncio Viejo, 17, de Juan José Martín Palomero, llamada Discolandia, que luego fue también video club. En 1977 hubo otra tienda que vendía discos en la Galería Comercial del Miradero abierta por Antonio González Cepeda.

Aunque la tienda de discos que más se recuerda de las abiertas antes de iniciar los 80, es Lalo,s, en la Calle Chapinería, 9, de Eloy Mora. En esta tienda ya se podían encontrar, además de la música más comercial, algunos discos de sellos más independientes que hasta ese momento tenían poco o ningún hueco en Toledo.

Anuncio de Lalo's disco. Archivo Municipal de Toledo. 

La apertura de estas tiendas coincide con la aparición de un nuevo soporte: el Casette, que permite llevar la música grabada a cualquier sitio. La aparición del Casette, propició, además de la invención del famoso Walkman, el uso de la combinación de teclas más famosa de aquellos años Play-Rec, que  permitía grabar las canciones que ponían en la radio, y poder así disfrutar de tu play list en el momento que querías. A los reproductores de música se les llamaba casettes, y a los casettes, cintas. El nuevo formato, hizo posible también que en las gasolineras se vendiese música, luciendo su expositor de venta bien a la vista. En todos los coches, había una buena colección de casettes, mejor o peor ordenados. 

En la década de los 80 se abrieron en Toledo dos tiendas también muy recordadas; Chelix y Neón. 

Chelix abrió en la Plaza de San Nicolás, 1, y luego en la Calle Cervantes, 2. El negocio principal era de equipos de música,  altavoces, y accesorios de sonido. Su dueño era José Gabriel Martínez (Chelix) y en los inicios tuvo la tienda como nombre Carthoon.

Discos Neón, de Angel Mora, se situaba en la Plaza de San Ginés, justo encima de la gran y toledana pizzería Pastucci. La tienda permaneció allí hasta que Angel abrió el bar La Sal está aquí.

Anuncio de Chelix en La Puerta del Sol. Revista Municipal de Artes y Letras. 1987. Archivo Municipal de Toledo.

Anuncio de Chelix en La Región Castellano Manchega. 1981. Centro de Estudios CLM. UCLM. 


Anuncio Discos Neón. Guía semanal de Toledo. 1983. Centro de Estudios de CLM. UCLM

También en los años 80, se podía comprar música a buen precio en forma de LP o casette, en el Mercado del Martes, que estaba en el Paseo del Carmen. Al poco de empezar la entrada al mercadillo desde la Cuesta de Cervantes, y a la izquierda, Pablo montaba todos los martes su puesto de música en el mercado más popular y frecuentado de la ciudad. Pablo estuvo más de cuatro décadas montando su puesto allí. También en uno de los puestos del Mercadillo del Polígono, activo desde diciembre de 1993, se podían comprar discos y casettes.

El final de los años 70 y los años 80, fueron de plena efervescencia cultural y musical en nuestro país. Un disco, era un regalo habitual para el día de los Reyes o los cumpleaños. Había músicos y grupos para todos los gustos y las tiendas especializadas en venta de discos eran lugares de visita obligados. 

La venta por catálogo volvió con fuerza. Una tienda de discos de Madrid llamada Discoplay, comenzó la venta con su propia revista. El Boletín Informativo Discoplay (BID), se recibía gratuitamente en casa y mostraba cientos de referencias con fotografías de las portadas de los discos. 

Entre tanta revolución musical, en 1986, se creó en Toledo el primer sello musical de la ciudad y de Castilla-La Mancha, Rocco Records, de Justo López Roco. Sello de música independiente por el que pasaron grupos como el toledano El Pecho de Andy, de Miguel Angel García, Las Manos de Orlac (primer grupo de Nacho Mastretta), Satí de Crem (con Pablo Martín de Kaka de Luxe), Sexto Continente, Dox, Falsos Pies, Los Dedos (raíces de Surfin' Bichos), o Los Sin Techo, grupo de aquellos años de Ángel Petisme. Justo López, ligado a la música desde sus comienzos en la recordada Radio 80, sigue cuarenta años después ligado a la música en Onda Toledo, canal musical por internet pionero en nuestra ciudad.

Logotipo de Rocco Records, primer sello Discográfico de Toledo y de Castilla-La Mancha.

A mediados de los 80, otra evolución tecnológica volvió a revolucionar la industria discográfica. Aparece el Compact Disc, dejando atrás, poco a poco el vinilo y las cintas de casete. Los CD's, trajeron ya en los 90, nuevas tiendas de discos como M-30, de Alfredo Rincón, en las Galerías Comerciales del Miradero y en el Callejón de Menores, 2, la franquicia TIPO, en la Travesía de Colombia, Atmósfera Zero en la Calle Gante, 3, o Tol´Pop, en la Calle Dublín, 4. También en Tec-Sound, en la Calle Coronel Baeza, 22, podían comprarse en el 96 algunos CD's.  Hubo tienda igualmente en el polígono residencial cuyo dueño era José Luis Polo. 

Anuncio de la tienda de Alfredo Rincón M-30. Revista Campus 10. Centro de Estudios de Castilla-La Mancha UCLM.

Otros lugares en los que se podían comprar discos, eran las tiendas de instrumentos musicales. Los discos de música clásica complementaban el negocio de instrumentos, partituras etc. Cito tres tiendas de este tipo: Zoco Musical, calle Santa Fe, 8, La Buena Música, calle Chapinería, 15, y Forma Musical, en la Calle Uruguay, 8 que sigue aún sigue activa en General Villalba, 19.

Anuncio de Zoco Musical. Revista Zocociover. 1990. Archivo Municipal de Toledo

Los CD, tuvieron sus años de auge hasta la aparición de Internet y el formato mp3. Al comienzo del siglo XXI, las ventas de CD's, empezaron a caer de forma brusca. La caída de ventas y la aparición de los centros comerciales, en las que las cadenas de supermercados tenían su sección de discos con las últimas novedades, hicieron que a principios del siglo XX, desapareciesen las tiendas de discos de nuestra ciudad. 

Con la aparición del streaming, el formato físico tocó fondo, aunque curiosamente, el formato vinilo está teniendo una segunda y próspera vida. Aquí en Toledo, en 2018, abrió la tienda de discos de vinilo Candem Rock Records, en la Calle Santa Fe, aunque su andadura fue corta, cerrando tres años después con una fatal pandemia entre medias. La fotografía que encabeza esta entrada es de esa tienda y está sacada de su página de facebook.

Además de las compras por internet, todavía hay ocasión para la compra de discos de vinilo y Cd's. De manera regular, desde hace décadas, la llamada Feria del Disco y del CD, itinerante por todo el país, se celebra de vez en cuando en Toledo. Últimamente se hace en Hotel Carlos V, en la Plaza Horno de la Magdalena s/n. 

Cartel anunciador Feria del Disco y del C.D. 2023.

Para finalizar, volvemos a los años 30. Heliodoro Martín, en su tienda de la Calle Comercio vendía los discos de la compañía alemana La Voz de su Amo. Es bien conocida la imagen de esta compañía con un perro al lado de un gramófono, y Heliodoro lucía un cartel de esa compañía en su fachada. Este logotipo tiene su origen en una pintura del inglés Francis Barraud de 1895. Se cuenta, que Francis había recibido de su hermano en herencia un perrito llamado Nipper y un fonógrafo de Edison con varios cilindros grabados, y que en uno de aquellos cilindros el hermano de Francis había grabado su voz. Nipper se aceraba al fonógrafo cada vez que escuchaba en aquel aparato la voz de su amo. Francis inmortalizó la escena en un cuadro, que fue la inspiración para el logotipo de la compañía, cambiando el fonógrafo por el gramófono que ya se comercializaba entonces. El Bazar de Heliodoro Martín, más especializado en radio y  televisión, siguió vendiendo discos hasta su cierre en los años 80. Todavía algunos recuerdan bajar al sótano de aquella tienda a rebuscar entre los cajones repletos de discos. Comprar un disco tenía mucho de especial. Una vez comprado, solo pensabas en el momento de llegar a casa para encender el tocadiscos, poner el disco en el plato giratorio, elevar el brazo y desplazarlo a la derecha para que el disco comenzaste a girar, posar la aguja con sumo cuidado en la primera pista, y disfrutar de unos minutos de un sonido sin igual.

Lo dicho. Pura magia.


Anuncio del Bazar de Heliodoro Martín. Folleto Feria y Fiestas de Toledo 1932. Archivo Municipal de Toledo. 



Fernando Riaño Sánchez de la Poza.



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