TOLEDO Y LOS PRIMEROS AUTOMÓVILES (1900-1935)
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Anuncio de los turismos Ford en junio de 1926, con dibujo de unos turistas al lado del Puente de San Martín. La Nación. BNE. |
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Anuncio de los coches de lujo Lincoln, de Ford, en la revista La Unión Ilustrada, con un dibujo de la Catedral vista desde la calle Santa Isabel. Junio de 1930. Biblioteca Nacional de España. |
Hasta finales del siglo XIX el transporte de personas y mercancías se hacía mediante coches movidos por motores de sangre, es decir, mulas, burros, bueyes caballos, etc., pero el siglo XX vendrá con nuevos ruidos, humos y olores. El automóvil llega para quedarse.
Durante los primeros años, el automóvil era una máquina de lujo para uso y placer de unos pocos. A finales de 1898 empezó la moda de comprar automóviles entre los españoles más ricos. En Francia, se podían adquirir los últimos modelos del mercado de marcas como Panhard et Levassor, Delahaye, Mors, Hurtu, Daimler, Peugeot, Bollée o Dietrich. El Conde de Peñalver, que fue alcalde de Madrid, compró en París un automóvil, al parecer un Panhard et Levassor de 6 CV, y con su nueva adquisición recorrió entre el 9 y el 14 de noviembre de 1898, el trayecto París-Irún, para llegar unos días más tarde a Madrid. (En muchas fuentes se cita ese automóvil del Conde de Peñalver como el primero de gasolina que pisó las calles de Madrid, pero tres jóvenes franceses, Charles Maurice Robert, M. Paul Gilbert y M. Charles Chalifour, provenientes de París, llegaron a la capital antes que el Conde. Hay constancia del paso del automóvil de los tres jóvenes por Bayona, San Sebastián, Bilbao, Santander, Vitoria, Burgos, Valladolid, y Madrid entre septiembre y octubre de ese año. El automóvil tiene la forma de jardinera, montado sobre ruedas provistas de poderosos neumáticos, se mueve por medio de la gasolina y recorre 30 kilómetros por hora en terrenos llanos y ocho en las pendientes ásperas).
La compra del automóvil por parte del Conde de Peñalver, hizo que otros le imitasen, e hicieran sus encargos en París, como el Conde de Valdelagrana, Ignacio Peñalver o el Duque de Santo Mauro.
No era fácil viajar en automóvil en aquellos años. La logística del viaje, si se quería alargar, incluía, tal como hizo el Conde de Peñalver, el paso por varias estaciones de tren a las que previamente se habían llevado depósitos para repostar gasolina. Además, los chauffeurs, que al principio tenían la denominación de mecánicos, se encargaban, aparte de la conducción, de asumir la reparación de las averías, algunas veces irresolubles, sin talleres existentes. Otro aspecto a tener en cuenta era el estado de las carreteras, aun sin asfaltar, que en aquellos años estaban bien cuidadas en Francia o en algunas partes del norte de España, pero en estado bastante deficiente a lo largo y ancho de nuestro país. El uso del automóvil era usual en estos primeros años por parte de la aristocracia más selecta, durante los largos veraneos en San Sebastián.
Y la pregunta viene sola. ¿Cuándo llegó el primer automóvil a Toledo? La respuesta es fácil: no lo sabemos.
La primera reseña que he encontrado del paso de un automóvil por nuestra ciudad está en el ejemplar de La Época del 4 de enero de 1900. Allí se habla de una cacería organizada por el Conde de Valdelagrana en los Montes de Toledo:
Acaban de salir los cazadores invitados. El programa se cumplirá al pie de la letra. En Toledo, al dejar el tren en que han salido de Madrid, encontrarán los cazadores preparados los automóviles, y en ellos se trasladarán a la finca.
El año anterior, habían organizado la cacería haciendo el recorrido en carruajes tirados por caballos, alojándose todos en el Hotel Castilla una noche antes de emprender el viaje.
El 16 de enero, en el mismo periódico, se da cuenta de la cacería, en una crónica sobre una fiesta dada en la Embajada de Francia en Madrid:
...y entre ellos de las partidas de caza celebradas en estos días, la más importante de las cuales ha sido la organizada por el Conde de Valdelagrana en su finca de Cabañeros, de los Montes de Toledo....
Desde Toledo a Cabañeros, se hizo la expedición en los automóviles del Conde de Valdelagrana y del señor Bermejillo; el trayecto fue recorrido, sin más novedad que ligeras averías en algunos tornillos, en la mitad de tiempo que emplea el coche desde la imperial ciudad al cazadero.
La cronología de lo que pudiera ser el primer paso de un automóvil por Toledo, sería como sigue:
Los automóviles llegaron el 3 de enero de 1900 procedentes de Madrid. El coche de Javier Bermejillo era un Panhard et Levassor, y el del Conde de Valdelagrana un Dietrich de 9CV pintado de amarillo y verde. Al llegar a la Puerta de Bisagra, se dirigieron a la Estación de tren cruzando por el Puente de Alcántara. Allí esperaron a los invitados que llegaban en el tren. Una vez reunidos, recorrieron con los automóviles el Paseo de la Rosa, cruzando el Puente de Alcántara de nuevo dirección a la Puerta de Bisagra, la Puerta del Cambrón y cruzando el Tajo por el Puente de San Martín, tomando dirección a los Montes de Toledo por la carretera de La Bastida.
La partida de caza se prolongó siete días, finalizando el 9 de enero. Según la crónica, el automóvil del Conde de Valdelagrana recorrió los 130 kilómetros de vuelta a Madrid de un tirón. Por los kilómetros recorridos, el destino de los automóviles debía estar en Hontanar, uno de los pueblos en cuyo termino se ubica la histórica finca de Cabañeros.
No hay en la prensa toledana referencias a este paso del automóvil. Los pocos ejemplares que se conservan de esos días no hacen ninguna referencia. Sólo podemos imaginar la sorpresa y admiración que debió causar en el vecindario toledano el paso de aquellos autos locos cruzando la ciudad de puente a puente.
En 1904, era más habitual ver automóviles llegando a Toledo. Según leemos en el semanario republicano La Idea.
Es milagroso no ocurran desgracias a diario en esta capital donde, con muchísima frecuencia, vienen automóviles que, aún en rápido movimiento, se ven asaltados por muchachos de todas las edades, y hasta en los momentos que están en reposo en la Plaza de San Agustín, donde más frecuentemente se juntan.
La primera fotografía conocida de un coche circulando por Toledo, es ésta del Fondo Rodríguez del Archivo Histórico Provincial de Toledo. Muestra un automóvil llegando a la Puerta de Bisagra, fechada en 1905, ante la presencia del numeroso público, tres perros que ladran asustados, y alguien que indica al conductor que gire a la derecha.
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Llegada de automóvil a Toledo en 1905. Fondo Rodríguez. AHPT. |
Muy posiblemente, la fotografía esté hecha el 27 de junio de 1905, con motivo de la excursión Madrid-Toledo organizada por el RACE, a la que acudió el Rey Alfonso XIII, y que causó gran expectación en la ciudad, con la llegada durante toda la mañana de 33 automóviles a la Fábrica de Armas. Si la fotografía es de ese día, todo apunta a que sí, los ocupantes del vehículo, a tenor de las crónicas, podrían ser el Infante Don Alfonso junto a la Infanta Eulalia, acompañados en los asientos traseros por los Marqueses de la Mina y de Riscal, dirigiéndose desde la Puerta de Bisagra hacia a la Fábrica de Armas. El modelo es un Renault Coupe.
Alfonso XIII, vino en varias ocasiones a Toledo en automóvil en esos años. La primera documentada, el 8 de febrero de 1905, llegó de sorpresa. Ese día, a las 14:30 de la tarde, dos coches de la Casa Real, uno conducido por el joven Rey y otro por el Marqués de Viana, se presentaron en el Alcázar sin previo aviso. Acto seguido, acompañado de algunos alumnos de la Academia, el Rey bajó a la Vega Baja para ver las maniobras que se estaban desarrollando. Reaccionaron a tiempo las autoridades militares y el alcalde Sr. Benegas, que además de poder acompañar al Rey, tuvieron tiempo de reunir a los músicos del centro militar y recomendar a los vecinos de la calle Ancha que engalanaran sus balcones.
No parece que tuviera la misma suerte el Cardenal Sancha, que según informa El Heraldo Toledano:
...que vestido de gala, recorrió las calles en busca del regio viajero, pero todo inútil. Ya S.M.D. Alfonso XIII estaba en la Vega con los alumnos de la Academia de Infantería, y no pudiendo hacer otra cosa, Su Eminencia, mandó con un Capitán un atento recado, que sin duda no llegó a tiempo para que el Rey supiera que tendría mucho gusto en saludarle, esperándole al efecto en el Alcázar, si él regresaba después. El Cardenal, como la mayor parte del público que bajaba a la Vega baja para ver al Rey, supieron a las cuatro menos cuarto, que S.M. había regresado a Madrid.
Es en 1906 cuando se matriculan los dos primeros automóviles en Toledo, después de la publicación en 1900 del Reglamento para el servicio de coches automóviles por las carreteras, que estableció la obligatoriedad de llevar un registro provincial, siendo el origen de las matrículas en España. Las matrículas TO-01 y TO-02 fueron para los omnibuses de la marca francesa Eugène Brillié, comprados por la empresa de transporte de viajeros La Automovilista Toledana, cuyo gerente era Luis de Hoyos y Sanz.
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Publicidad de la empresa Eugène Brillié. Fuente: Wikipedia |
Los omnibuses se compraron en Madrid y el viaje de pruebas realizado por el primer ómnibus que llegó, hizo el viaje de ida y vuelta a Polán. El administrador de El Heraldo Toledano, Cesar López-Bravo, invitado al viaje, narra la bajada por la Bastida:
Me pasé del lado derecho al izquierdo, y aquí fue donde sufrí verdaderas impresiones, sobre todo en las curvas de la cuesta de la Bastida. Como no iba, según se ha dicho, el foco del lado izquierdo encendido, había veces (siempre en las curvas), en que la luz del foco no alcanzaba el radio de acción, que, por efecto de las mismas, quedaba en la mayor obscuridad; las impresiones sufridas por mi imaginación, efecto de la óptica y de la velocidad no las olvidaré jamás; parecía que nos íbamos a salir de la carretera y nos íbamos a meter por aquellas obscuridades, que parecían representar el infinito en el espacio.
En 2020, Rafael del Cerro Malagón escribió sobre La Automovilista Toledana en la magnífica serie Vivir Toledo de ABC. (consultar aquí)
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Ómnibus Eugène Brillié recién adquirido por La Automovilista Toledana en las calles de Madrid. 1906. AMT. |
La matriculación de vehículos en Toledo siguió un ritmo lento en los siguientes años. En 1910 había matriculados 11 coches. Entre 1911 y 1919 la cifra subió a 98, y es en 1920 cuando se nota un aumento notable en la matriculación con un total de 215. En un año, se matricularon en Toledo más coches que en los 20 anteriores. Hasta entonces, la mayoría de los vehículos que circulaban por la ciudad, estaban matriculados en Madrid.
El automovil tranformó el comercio. Hasta que llegaron los surtidores de gasolina en los años 20, algunos almacenes, como el de Camarasa en la carretera de Madrid, vendían la gasolina en latas, las empresas de transportes instalaron los primeros talleres al efecto en sus garajes, y se empezaron a ver también las primeras tiendas de recambios o de neumáticos.
En 1908, la empresa americana Ford Motor Company, de Henry Ford, inició la venta de su modelo Ford T (aquí conocido como Ford Torpedo), que revolucionó la industria automovilística mundial por su producción en serie. Un vehículo con muchas innovaciones y líder en ventas durante dos décadas.
Tres años después, el 2 de septiembre de 1911, la empresa Ford anuncia en El Día de Toledo sus automóviles Torpedo (Ford T), de dos asientos, Doble faetón, de cinco, y el Laudaulet, de seis. El anuncio corre a cargo de la Agencia Española de los automóviles Ford, con sede en Valencia. El Ford se vende por catálogo y se anuncia con todas sus ventajas:
Sólido y de duración, ligero y económico, va sobre caminos con baches, piedras, barro o polvo. Siempre llega a su destino y vuelve,
Y también es necesario para veranear pues:
Sirve de agradable y económica distracción a toda la familia, y el cabeza de la misma puede acudir a su oficina, fábrica o asuntos profesionales en sitios distantes 40, 50 o más kilómetros, empleando en el viaje poco tiempo y dinero y a la hora que le convenga, de día o de noche.
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Cabecera del anuncio de Ford en El Día de Toledo. Septiembre de 1911. BVPH |
En Toledo, la irrupción de los automóviles, acabó de superar la capacidad de algunas calles. Para evitar posibles desgracias, el 1 de octubre de 1912, el Alcalde accidental, Eugenio Ortiz, emite un bando prohibiendo la circulación por la calle Ancha en las horas punta del paseo vespertino, desde su confluencia con la Cuesta de Belén, hasta las Cuatro Calles. La prohibición es para los peatones portadores de efectos voluminosos, carretillas de mano, carruajes de tiro o automóviles sin excepción alguna, bicicletas, motocicletas y caballerías, con o sin carga.
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Bando del Ayuntamiento de Toledo con la peatonalización de la calle Comercio. 1 de octubre de 1912. Archivo Municipal de Toledo. |
En mayo de 1913, la marca Ford ya tiene representante para la provincia de Toledo. Es el agente comercial Joaquín Arellano y Muñoz, en la Calle de la Sierpe, 9. En 1917, es el corredor de comercio Antonio Losada, primero en la calle de la Plata, 17, y más tarde en la Calle Nueva, 14.
Losada fue también el primer representante de la marca pionera de neumáticos Michelin en 1919.
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Anuncio de A. Losada en El Eco Toledano. Junio de 1920. BVPH. |
La década de los 20 es la del despegue del automóvil. Empiezan las primeras ferias de coches de ocasión y hasta en las fiestas del Corpus de 1924, después de la Misa de Campaña en el Paseo de Merchán, se celebró la Solemne bendición de Automóviles de la provincia por parte del Arzobispo de Toledo Enrique Reig.
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El Mathis de Eutiquiano Gullón en la bendición de Automóviles de 1924. El Castellano Gráfico. AMT. |
Algunos talleres construían carrocerías adaptadas a los chasis según las necesidades, como González Alegre en su taller de El Salvador, al lado del Taller del Moro, Gregorio Vidales en la Calle Azacanes 2 y 5 y en el garaje de Auto-Martínez en el Corral de Don Diego, 5.
Los representantes de las marcas de automóviles siguen aumentando en Toledo. Relaciono algunos de ellos de los años 20 y 30:
1920. Los Ford se vendían en Introini y Compañía, en el Garaje Auto-Martínez que estaba en el Corral de Don Diego, 5. Las oficinas las tenían en la Plaza de Zocodover, 40. En el garaje Auto-Martínez también vendían los automóviles de la marca francesa De Dion-Bouton.
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Anuncio de Intrioni y Compañia de 1920. El Castellano. AMT |
-1920. Roberto Esteban, fotógrafo del estudio de Abelardo Linares, calle Comercio 56 y 58, es el representante en Toledo de los coches de lujo de la marca francesa Delahaye con los modelos Le Zebre y National.
- 1922, Emilio Galiano vende y alquila los automóviles Ford y el tractor Fordson (Ford e hijo). El Garaje y taller está en la Calle Carretas, 3, y las oficinas en la Travesía de la Plata, 3. El apoderado de Galiano es Pablo Riesco. Origen de la conocida empresa de transportes Galiano.
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Feria de 50 coches Ford de los Sres Galiano por la Calle Comercio. El Castellano Gráfico agosto de 1924. Archivo Municipal de Toledo. |
- 1923 se anuncian en la prensa de Toledo dos empresas de Talavera. La de José Mingoranz (Ford y más tarde, la italiana FIAT) y José M. Cid (Automóviles americanos de lujo Buick). Mingoranz también fabricaba las carrocerías para los chasis de Ford.
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Garaje de Mingoranz en Talavera de la Reina en 1924. El Castellano Gráfico. AMT |
- 1923. Santiago Camarasa, es el representante en la provincia de Toledo de la marca americana Chevrolet.
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Santiago Camarasa anunciando la marca Chevrolet en 1923. El Castellano. AMT. |
- 1923. Isidro Basarán, en la Calle Alfileritos, 3, se anuncia como representante exclusivo de las marcas americanas Hudson y Essex Motors S.A.
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Anuncio en El Castellano 1923. AMT |
- 1923. Eutiquiano Gullón vende en Calle Comercio los automóviles de la marca francesa Mathis. Su hermano Isidro Gullón, es representante de la marca y está establecido en Quintanar de la Orden, y se alía con Eutiquiano para vender los automóviles en Toledo. Eutiquiano vende también coches americanos, primero de la marca Studebaker, y en 1926 de Hupmobile y Chadnler.
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Anuncio de los hermanos Gullón en 1923. El Castellano. AMT |
- 1923. Ambrosía Vélez F. de la Torre, con su apoderado, Manuel Nieto, es el representante en las provincias de Toledo y Ciudad Real de la marca francesa Renault. Establece su agencia en Venancio González, 37. En abril de 1924, ese local ya aparece como sucesor de Ambrosio Vélez. En enero de 1924, es Eutiquiano Gullón el que se hace representante de Renault así como de Rolls-Royce.
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Anuncio de Alberto Castaño en 1924 con listado de compradores. El Castellano. AMT |
- 1924. Carlos García González, en la Calle Sixto Ramón Parro, 22 y 23 vende los automóviles franceses Berliet. Coches de turismo, camiones y vehículos industriales, camionetas y furgones y vehículos de línea.
- 1924. Adolfo Prada, calle Comercio, 21, anuncia los automóviles americanos Overland (coches conforty bajo precio), Willis Knight, marca de Toledo Ohio (silencioso y elegante. Sin válvulas. ) y Pakkard (la mas sólida y grandes velocidades). En agosto, Prada es el representante de los autos Studebaker, con exposición establecida en la calle Nueva, 16.
- 1925. Garaje Prada. Automóviles Studebaker y Citroën. El primer coche europeo construido en gran serie. Luego se denomina S.E.C.R.E.A., con sucursal en la Fuente Salobre (Carretera de Navalpino).
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Anuncio del Garaje Prada en 1925. La Catedral de Toledo. AMT |
- 1927, el concesionario de Chevrolet, estaba en la Escalerilla de la Magdalena y era de R. Paniagua y E. Moreno.
-1931. La marca americana Chrysler, tiene como representante en Toledo a José Moreno López. Se instala en la calle Real del Arrabal, 2.
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Anuncio de la Agencia Chysler en El Castellano. Abril de 1931. Archivo Municipal de Toledo. |
- 1932. Representante en Toledo de FIAT. Sr. Nieto. Calle Núñez de Arce, 19. Vende el nuevo FIAT 508.
- 1935. Deodoro Valle Grijalba. Concesionario exclusivo Toledo y provincia de Chevrolet y la alemana Opel. Calle Venancio González, 3.
No he encontrado en Toledo en esos años representantes de la marca barcelonesa Hispano-Suiza. Tampoco de las marcas Mercedes, Benz o Peugeot, aunque sí se anuncian estas marcas en la prensa toledana.
Finaliza la entrada del blog como empezó, con un anuncio de la empresa Ford. En una nota aparecida en El Heraldo Toledano del 10 de agosto de 1929, se lee:
Hemos visto en toda la prensa un espléndido anuncio del coche Ford al pie del cual se exhibe una esbelta figura femenina en traje de baño. Pero al reproducirse el anuncio en El Castellano, aparece la dama automovilista arropada en una artística capa. Se ha dado cuenta la distinguida bañista de que hay que presentarse ante el público, según quién y cómo sea éste....
Aquí se muestran los dos anuncios referidos, el original, sacado de El Diario de Reus y el de El Castellano, con el hábil añadido.
Mis agradecimientos por su ayuda inestimable a Eduardo Sánchez Butragueño (Toledo Olvidado), Rafael del Cerro Malagón, y Roberto Félix García (Puentes, carreteras y ferrocarriles en la provincia de Toledo)
Fernando Riaño Sánchez de la Poza.
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