LA PLAZA DE LAS CUATRO CALLES


Plaza de las Cuatro Calles entoldada en el verano de 2025

Tercera entrega de la serie que rescata la memoria comercial de calles y plazas de Toledo. Después de la Calle Comercio y Barrio Rey, hoy es el turno de la plaza de las Cuatro Calles.

Al hablar de esta plaza, es habitual indicar que en realidad convergen allí cinco calles, Comercio, Martín Gamero,  Chapinería,  Hombre de Palo y Cordonerías. En una entrevista en 1988, de Ana Nodal a Julio Porres Martín-Cleto, éste nos da la explicación más lógica del origen de su nombre:

La quinta yo creo que era Hombre de Palo, que es la más moderna y donde estaba el Alcaná, que era una especie de mercado de cosas menudas y valiosas: sedas, tapices, en fin, perfumes y tenía una puerta que lo cerraba. Claro, al convertirlo en calle se abrió una más, pero antes eran cuatro.

Muy cambiante tuvo ser la configuración de esa zona con motivo de las obras de la Catedral, que comenzaron en 1226 sobre lo que fue la Mezquita Mayor de Toledo. En el siglo XIV, se construyó el Claustro bajo y la Capilla de San Blas, en la zona del Alcaná, definiendo el trazado de Hombre de Palo. Ya en el siglo XV se construye la Capilla de San Pedro, a la derecha antes de entrar por la Puerta del Reloj, y al final de ese siglo, ya reinando los Reyes Católicos, se ejecuta el cierre de la última bóveda. La configuración de casas que hoy existen entre Chapinería y Hombre de Palo, se debió ir definiendo en el trascurso de las obras.

Lo que sí sabemos es que la Plaza de las Cuatro Calles tenía un tamaño más reducido en el siglo XVII y XVIII que el que tiene actualmente. Consultando el famoso plano de la obra de El Greco Vista y plano de Toledo, realizada entre 1610 y 1614, y la conocida panorámica de Arroyo Palomeque de 1720, vemos que las casas existentes entre Cordonerías y la calle Ancha alargaban su chaflán, ganando metros las dos calles para restárselos a la plaza.

Puerta del Reloj de la Catedral desde la calle Chapinería. 2025.

La plaza siempre tuvo un marcado carácter comercial y de encuentro. A principios del siglo XVI es citada como Plaza de los Cambios de las Cuatro Calles. En 1576, Luis Hurtado de Toledo, nos describe las cuatro calles como lugar donde los mercaderes se ayuntan a sus medios y tratos, y nombra las cinco calles que allí confluyen como las que van a los tundidores (calle Ancha), calceteros (Cordonerías), alcaná y especiería (Hombre de Palo), confiteros y chapineros (Chapinería) y çapateros de obra gruesa y prima (Martín Gamero). Pisa, en 1593, cita estas calles como la de las alcaycerías, y mercaderes de paños y telas de todas suertes.

En los siglos XVII y gran parte del  XVIII las tiendas de platería ganan presencia en la plaza y sus calles aledañas como la de José Ortiz, que luego ocuparon sucesivamente los también plateros Félix de la Cuerda y Patricio de Mora.

Ya en 1778, constan en las Cuatro Calles el mercader Gabriel Villademunt, el puesto de cordones de Antonia López Cañadillas (viuda de Gregorio  Muñoz), la joyería de María Estevez (viuda de Juan López Cañadilla), algunas casas propiedad de Cecilia Redondo, Ana González, viuda de Manuel Velasco, con tienda de obra prima, Manuel Herra, maestro de obra prima, Sebastián Martín Torredenegra, cordonero, Pedro Serrano, mercader, Agustín Montellano, ebanista,  y los confiteros Domingo BlázquezSinforiano Sedeño.

En la primera mitad del siglo XIX, los negocios más numerosos en la plaza y sus aledaños siguen siendo platerías, zapaterías, pañerías, cordonerías, sombrerías, botoneras, confiterías,  etc.

Aun siendo la plaza un centro comercial, el carácter de lugar de encuentro de las Cuatro Calles se va perdiendo, siendo principalmente un lugar de paso en el eje turístico por excelencia de la ciudad. Hace unos años era habitual ver pequeños puestos de venta ubicados al paso de la clientela, personas llamando por teléfono en la cabina o consultando la cartelera del cine, incluso, a principios del siglo XXI, se hizo allí una modesta Feria del Libro de Toledo con sus dos ilustres representantes, Hojablanca y la editorial Ledoria.

Entre aquellos vendedores ambulantes tenemos personajes muy recordados como Adrián el Ciego, que trasladaba a las Cuatro Calles por las tardes su puesto desde la Plaza Mayor, Manuel Jiménez López el Tuerto, que en los años 50 y 60 vendía barquillos en la plaza que hacía en su casa su mujer, Amparo Aparicio. Manuel también vendía en Zocodover las famosas Chuletas de huerta y sin hueso, reclamo con el que ofrecía las patatas asadas que salían del horno de Mazapanes Conde, en la calle de las Bulas. Las transportaba en un carro de tres pisos, con carbón en la parte inferior para mantener el producto caliente.

La plaza también es lugar de paso año a año de la procesión del Corpus así como de múltiples manifestaciones de todo tipo como la de 1979 contra el insostenible Trasvase Tajo-  Segura, encabezada por el entonces alcalde de Toledo Juan Ignacio de Mesa Ruiz y los concejales del primer ayuntamiento democrático después de la dictadura.

La plaza sigue siendo un lugar especial por su encanto, su ubicación privilegiada y la historia que atesora. Protagonistas y testigos de esa historia son los comercios que allí existieron.  Vale la pena recordar y rescatar algunos de los que un día abrieron sus puertas en las Cuatro Calles desde finales del siglo XIX y XX, siguiendo el orden numérico actual. 

Escaparate en las Cuatro Calles. 2025

- NÚMERO 1.



La primera referencia de negocio en este número es de 1862 con la confitería de José Muñoz, aunque muy poco después, en 1864 estaba allí el relojero Franco Trichiler Lara, que anunciaba surtido de relojes alemanes de todas clases, y de bolsillo, de cuadro y de pared.

Franco Trichiler, que a veces aparece como Francisco, tenía relojería en la Plaza de Solarejo en 1850. En 1866 la regentaba su hijo Adolfo Trichiler Blanco, ya en la Calle Comercio. El primero de la saga en Toledo fue Jorge (casado con María Ignacia Lara, natural de Toledo), que tuvo la relojería en Zocodover.

En 1882 vuelve al número 1 el negocio de confitería con la de Anselmo Buitrago, que fabricaba mazapán. Anselmo tuvo muchos años la confitería en Madrid, en la Plaza del Progreso (actual Tirso de Molina), hasta 1882 que se trasladó al almacén de coloniales de Bittini y Compañía en la calle Alcalá y también a las Cuatro Calles de Toledo. Anselmo estuvo allí hasta, al menos, 1892.

Caja de Mazapán de Anselmo Buitrago. AMT



El siguiente negocio que se estableció fue la sastrería de Cantos y Alcalde, en 1898, que se anunciaban como sastres de S.M el Rey y de la Academia Militar. Eran Ángel Cantos Tendero y Eladio Alcalde de Diego. Los dos socios se enemistaron pronto y quedó solamente en las Cuatro Calles Eladio Alcalde. En 1900 Ángel Cantos se trasladó a la Calle Comercio, y de nuevo, en 1908, a la plaza de Zocodover, en el local que actualmente ocupa la Confitería de Santo Tomé. Eladio Alcalde mantiene la sastrería en las Cuatro Calles hasta 1905 que la traslada a la Plaza de Zocodover, en el primer soportal del lado de la Calle Santa Fe.


Anuncio de la Sastrería de Eladio Alcalde en 1904. BVPH

Ya en 1911 aparece la tienda de vinos de Benito López Lugo.

Anuncio de la tienda de vinos de Benito López Lugo en 1911. BVPH

En 1916 aparece otra sastrería, la de Gregorio Alcalde de Diego, hermano de Eladio, que la traslada a su vez desde la calle Hombre de Palo. Tenía entrada desde la Cuesta de la Sal y la mantiene hasta su fallecimiento en enero de 1928.

Anuncio de la Sastrería de Gregorio Alcalde en 1917. Archivo Municipal de Toledo.

Antes de la Guerra Civil, se ubica allí la tienda de damasquinos de Mariano González, y en plena Guerra Civil, en 1937, la tienda de vinos y licores de Francisco Suarez.

Anuncio de la tienda de vinos y licores de Francisco Suarez en 1937. BVPH

Ya en los años 40 aparece el bar de Julio Gamarra. Este bar estuvo abierto hasta los años 70 y es muy recordado por los más veteranos. Tenía forradas las paredes con viejos carteles taurinos y en los 70 los más pequeños de la familia, a los que se encargaban los recados, compraban allí gaseosa a la señora Dominga.

En los 80 se instaló la tienda de regalos Luxor, otro de los negocios de buen recuerdo para la gente de Toledo, por la originalidad de sus productos poco vistos antes en la ciudad.

Anuncio de la tienda de regalos Luxor en 1992. BVCLM

Ya en 1997 abrió el restaurante mexicano Hola México, con dos pisos y sus tacos, quesadillas, enfrijoladas, nachos, etc.

Restaurante Hola México con su personal en 1997. Revista ECOS. BVCLM

Actualmente en el numero 1 tenemos la tienda de José A. Rodríguez.

- NÚMERO 2. 



Número 2 de la Plaza de las Cuatro Calles. 2025

En el local con el actual número 2, donde estuvo la Imprenta Serrano, se encontraba desde, al menos 1833, la librería de Blas Hernández y Hernández. Esta librería fue la primera depositaria del Boletín Oficial de la Provincia de Toledo, creado por Real Orden de 20 de abril de 1833 y cuyo primer impresor fue José de Cea.

En ese año de 1833, Blas Hernández era vocal, junto con el impresor José de Cea, de la Academia de Nobles Artes, instituida por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de la ciudad de Toledo. Además de ser depositaria del BOP, la librería fue lugar de suscripción de la publicación El Tajo, de Antonio Martín Gamero  o depositaria de fondos dedicadas a varias nobles causas, como las inundaciones de Ceuta de 1842.

Anuncio en el BOP de la librería Hermanos Hernández. 1866. Archivo Diputación provincial de Toledo.

Más tarde la librería se llamó Hernández Hermanos, al unirse al negocio José Hernández Hernández, que a mediados de los 60 ya figura como único titular. José Hernández, era suegro del fotógrafo Casiano Alguacil, y subdirector en la provincia de Toledo de la Compañía General Española de Seguros La Peninsular que en 1861 presidia el ex Ministro de Hacienda Pascual Madoz. José Hernández tuvo la librería hasta principios de los 70.

Cómo curiosidad, se conserva un libro, que pertenecía a la biblioteca de Juan Moraleda y Esteban, impreso por José de Cea en 1844 titulado Catálogo de los libros que se hallan de venta en la librería de D. B.J Hernández, en las Cuatro Calles de Toledo. 

El siguiente negocio que he localizado en el actual número 2 es el de repujados y damasquinados de Mariano Álvarez, que ya estaba allí en 1882.

Anuncio de la industria de Mariano Álvarez en 1884. BVPH.

La tienda de damasquinados figuraba ya a nombre de Viuda e hijos de Mariano Álvarez en 1902.

En 1904 se trasladó a este local uno de los comercios que más se recuerdan en la ciudad, la Imprenta Serrano, de Florentino Serrano, natural de Toledo.

Florentino abrió su imprenta en enero de 1900 en la calle Hombre de Palo, 1, en el local en el que estuvieron los encuadernadores Martín Martín y más tarde Hilario Fernández (actual Farmacia). Es en febrero de 1904 cuando traslada el negocio a las Cuatro Calles.

La imprenta Serrano en los años 10. Colección particular.


Las Cuatro Calles con la Imprenta Serrano en 1905. A la izquierda la Sastrería de Eladio Alcalde y a la derecha, la carnicería de Mateo López.  Colección Luis Alba. AMT.

Florentino Serrano estaba casado con Obdulia Sánchez-Moreno Díaz, y era de su propiedad el Cigarral Villa Obdulia (hoy dividido en dos, uno de ellos llamado Los Serranos)

En 1906 se anunciaba en el periódico El Castellano con una oferta completa de misales, breviarios, rituales romanos, diurnos, epistolarios, cuadernos con misas de difuntos, etc. 
Anuncio de la imprenta de Florentino Serrano en 1906. BVCLM

Florentino Serrano falleció en Madrid en junio de 1939, aunque siguió funcionando el negocio durante todo el siglo XX. En el año 2000 los trabajadores de la imprenta hicieron una sociedad para continuar el negocio con el nombre de Serrano 2000 manteniendo la actividad de la imprenta y papelería unos años más.

Papel de envolver de Serrano 2000

La Imprenta Serrano lucía ya en los años 10 en lo alto de su entrada un termómetro publicitario, recogiendo a veces la prensa la temperatura que marcaba. Traigo aquí parte de un artículo aparecido en El Día de Toledo en agosto de 1918 que firma Aristarco y que cita el termómetro a causa del intenso calor toledano:

La prensa de Madrid se queja de máximas térmicas de cuarenta grados, cifra que en los meses de Julio y Agosto suele ser la usual y corriente en Toledo. Basta para convencerse de ello, llegar a las Cuatro Calles y consultar, de diez de la mañana a seis de la tarde, el termómetro de la fachada del establecimiento de D. Florentino Serrano, y se podrá asegurar fundadamente que en Madrid se quejan por hábito y protestan de aquello que aqui constituye un atractivo más del estío. Y menos mal que el cinematógrafo al aire libre del Paseo del Miradero atenúa en parte el aburrimiento que nos amenazaba a los toledanos o residentes en Toledo no veraneantes. Ocupando una silla en la marquesina del Centro de Artistas o en cualquiera de los aguaduchos, se respira, si no a pulmón pleno, por lo menos a medio pulmón, y se atenúa el calor asfixiante e irresistible que durante el día nos achicharra y sofoca.

Todavía podemos ver el termómetro en el balcón de arriba de la antigua imprenta. Es de una famosa marca de tintas británica, Stephens, y funciona perfectamente.


- NÚMERO 3. 


Número 3 de la Plaza de las Cuatro Calles en tiempo de Corpus. 2025

El primer negocio que he encontrado en este lugar es el de la sastrería de Jerónimo Escobar, activa en 1862, casado con Andrea Díaz Regañón. 

En 1892 se anuncia allí el grabador y cincelador (damasquinado) Dionisio Martínez, que fue maestro de la Fábrica de Armas.

Anuncio del grabador y cincelador Dionisio Martínez en 1892. Archivo Municipal de Toledo.

En 1901 se trasladó allí  desde la calle Martín Gamero, la carnicería y tocinería de Mateo López Villamor. Fue Mateo López quien encargó al arquitecto Ezequiel Martín la reforma del edificio en 1899 con sus características columnas de hierro, escalones y balcones que aún podemos contemplar.

Anuncio de la carnicería de Mateo López en 1902. Archivo Municipal de Toledo.

Y es en 1915 cuando abre la tienda de confecciones Medel y Cruz. Eran sus dueños Gregorio Medel Jiménez, natural de San Andrés de San Pedro (Soria), casado con Luz Pous López, de Toledo y Constantino de la Cruz Sánchez Cogolludo, natural de Mora de Toledo.

Anuncio de Medel y Cruz en 1916. El Castellano. BVCLM

Medel y Cruz fue un negocio referente en Toledo. Allí compraron sus telas y sus complementos de mercería varias generaciones de, sobre todo, toledanas.

Anuncio de Medel y Cruz en 1931. BVCLM


Factura de Medel y Cruz al Ayuntamiento de Toledo en 1935. Archivo Municipal de Toledo.

La tienda de Medel y Cruz resistió a la Guerra Civil y a la postguerra y alargó su vida durante varias décadas más hasta finales de los años 70.

En los siguientes años este local tuvo un uso bancario. En los 80 con el Banco Comercial Español y más tarde Credit Lyonnais, que adquirió el anterior. En 2000 estaba Bancaja y más tarde la perfumería If. Actualmente está una franquicia de Tiger.


- EDIFICIO ENTRE CALLE COMERCIO Y CORDONERÍAS.



Plaza de las Cuatro Calles esquina con calle Comercio. 2025

El edificio que hace chaflán entre la calle Ancha y Cordonerías, uno de los dos rascacielos de las Cuatro Calles, no ha tenido entrada desde la Plaza debido al desnivel existente entre las dos calles. Es un edificio reformado con polémica a principios del siglo XXI.

Para conocer algunos de los negocios que albergó, con entrada desde la calle Comercio (o desde Cordonerías), se puede consultar el enlace siguiente correspondiente de la Memoria de la Calle Comercio.


- EDIFICIO ESQUINA CALLE MARTÍN GAMERO.



Cuatro Calles esquina calle Martín Gamero. 2025.

En este espacio de la plaza, que hasta mediados del siglo XIX tenía la numeración de la Calle Ancha, han existido negocios de todo tipo. El número de locales que hubo simultáneamente en este lado, pasó de cuatro a finales del XIX, hasta la actual configuración de un solo local. Relaciono aquí los diferentes negocios que he localizado por orden de antigüedad:

Comercio de tejidos de Benito de la Presilla y Torres, natural de Toledo y casado con Eustaquia Martín. Su familia procedía del Valle de Mena, en Burgos. Estaba activo en las Cuatro Calles en 1846. Comerciaba tejidos de todas clases, de lana, hilo, seda y algodón. Era conocido como Comercio de Presilla. Estuvo abierto hasta los 60 del siglo XIX. Es curiosa la coincidencia en la procedencia del Valle de Mena de varios destacados comerciantes de Toledo como los López del Valle, los Azuela o el propio Presilla.

El estudio fotográfico del gran Casiano Alguacil Blázquez estaba ya en las Cuatro Calles en 1878 después de haber estado en la calle de la Plata desde su llegada a Toledo sobre 1862. En las Cuatro Calles permaneció más de veinte años, hasta 1901 que trasladó el estudio a Cordonerías, 2, y en 1902, un nuevo traslado, le llevó a la Calle Comercio, junto a su gran amigo Sebastián Díaz-Marta. No voy  a extenderme con más datos sobre Casiano Alguacil, puesto que existe mucho ya escrito sobre su figura.

Anuncio de Casiano Alguacil en las Cuatro Calles en 1879. BVPH

Retrato de Casiano Alguacil. BVPH 

Muy acertadamente, el Ayuntamiento de Toledo le dedicó la plaza en 2014 con motivo del centenario de su fallecimiento.

Placa homenaje a Casiano Alguacil en la Plaza de las Cuatro Calles. 2025.

En una maravillosa fotografía de René Ancely recatada por el blog Toledo Olvidado de Eduardo Sánchez Butragueño, vemos varios comercios de la plaza de las Cuatro Calles al finalizar el siglo XIX, entre ellos el de Casiano. Se ve a la izquierda, entre Cordonerías y la calle Ancha, la tienda de la modista de sombreros Elena Coronas. A la derecha, en donde hoy está la cafetería restaurante Wamba, la confitería La Palma, de Cecilio García Luque (en la Calle Comercio), y a la derecha, la tienda de fotografías de Casiano Alguacil y la sastrería de Eugenio Pinilla.

Otro grabador (damasquinador), Dionisio Martínez Urango, estuvo en este lado de la plaza entre 1882 y 1894, y en 1892 tenemos la salchichería de Facundo García Matamoros. Los Matamoros eran una familia de salchicheros, pues un hermano de Facundo llamado Gregorio, tenía otra en Obra Prima (actual Martín Gamero).

En 1889 aparece la tienda de venta de jamones y embutidos de Dionisio Martín Merino y de 
Eugenio Martín Martín, que estuvo activa hasta 1905.

En 1899 abrió la sastrería de Eugenio Pinilla Aroca sucesor de la sastrería de Laureano Pinilla Organero, casado con María Aroca, que se anunciaba en 1866 en el número 20 de la Calle Comercio.

En 1910 Eugenio trasladó la sastrería unos metros, a la calle Comercio, 2 y 4 (actual Wamba). En 1914 la regentaba su viuda (muy posiblemente Apolonia Pilar Climent Mayoral).

En 1901 estuvo durante poco tiempo la tienda de pollería y caza de Quiterio Ayllón y en 1907 la confitería y pastelería de Tomás Abarrategui Santá. Estaba casado con Vicenta Mateos del Prado.

Anuncio de la Confitería de Tomás Abarrategui en 1910. AMT.

En los años 30 abre la tienda de Tejidos y novedades de Antonio Higueruela de los Reyes, natural de la Puebla de Montalbán, que estuvo activa hasta los años 80.

Anuncio de la tienda de tejidos de Antonio Higueruela en noviembre de 1936. AMT

Entre 1913 y 1919, Ángel Bajatierra tuvo en las Cuatro Calles una  gorrería y alpargatería. Ángel era familia de los Bajatierra que tuvieron la sombrerería en Zocodover y en la calle Ancha.

Anuncio del negocio de Ángel Bajatierra en 1918. Archivo Municipal de Toledo.

En 1946 se instaló en las Cuatro Calles la primera sucursal de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid (luego Cajamadrid) en la ciudad de Toledo. A mediados de los 50 se trasladó a la Calle Toledo Ohio (Cuesta de Belén) donde estuvo hasta hace unos años y donde se conserva el escudo de aquella Caja encima del dintel de la puerta.

Anuncios de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid en 1946 y 1952. Archivo Municipal de Toledo.

En los años 60 tenemos una de las tiendas de Confecciones de Máximo Fernández García-Donás. Máximo tuvo la tienda llamada Paraíso de las Medias en la Cuesta de Pajaritos y otra en la Calle Comercio.

En 1983 abrió un supermercado autoservicio llamado Serprix. Ya en el siglo XX abrió la perfumería Body Bell, que también vendía productos de limpieza para el hogary después,  por poco tiempo, otra perfumería llamada Douglas.
 

- ESQUINA ENTRE MARTÍN GAMERO Y CHAPINERÍA.

Esquina de las Cuatro Calles con Chapinería. 2025.

Desde al menos 1882 estuvo allí la hojalatería de Mariano Toledo Ruyloa. Mariano Toledo fue un destacado hojalatero de la segunda mitad del siglo XIX y concejal del Ayuntamiento de Toledo en los años de la Primera República Española. 

Trabajaba hoja de lata y zinc, y en los 90 trasladó la hojalatería, pocos años antes de fallecer en 1898, a la calle Hombre de Palo, 10, calle en la que tenía su domicilio. La hojalatería siguió funcionando unos años más en Hombre de Palo a nombre de Viuda de Mariano Toledo.

La familia continuó más tarde con un negocio de instalación de calefacción y agua caliente sanitaria denominada Hijos de Mariano Toledo, en el local donde antes estuvieron los billares de Teo.
Anuncio de la Hojalatería de Mariano Toledo en 1882. BOP. Archivo Diputación provincial de Toledo.

Anuncio de Mariano Toledo Ruiloa en El Nuevo Ateneo. 1884. BVPH

En 1900 aparece en este número el encuadernador Máximo Ortega del que no he podido obtener más información.

En 1925, Vicente Serrano abre su carnicería. Estaba casado con Avelina Patiño Vegue.
Anuncio de la carnicería de Serrano en 1925. AMT

En octubre de 1936 consta la carnicería salchichería a nombre de Viuda de Vicente Serrano, y ya en los 50 como Hijo de Vicente Serrano. Esta carnicería aparece en algunas fotografías de la Guerra Civil y también en los años 40 y 50, cuando la Plaza había recuperado su normal  ajetreo.

Anuncio de la carnicería Viuda de Vicente Serrano (Avelina Patiño) en 1940. Archivo Municipal de Toledo.

En 1954 se transformó la carnicería en la tienda rotulada como Artesanía Toledana. Allí se instaló Fernando Garrido,  que tenía el Quiosco de la Catedral (Claustro) donde vendía objetos de arte, damasquinados y recuerdos que sigue regentando la familia. Esta tienda lleva abierta más de 70 años.

- EDIFICIO ENTRE CALLE CHAPINERÍA Y HOMBRE DE PALO


Tienda entre Hombre de Palo y Chapinería. 2025

En esta ubicación, el otro rascacielos de las Cuatro Calles, hubo un edificio más modesto en el que estuvo la pescadería de Juan Ruano Barrasa, que también vendía productos ultramarinos. Ya estaba allí en 1894. Luego se trasladó a la Calle Comercio, estando activa hasta al menos 1916 como Viuda de Ruano.

A la izquierda, la pescadería de Ruano a principios del siglo XX. Colección Luis Alba. Extraída del blog Toledo Olvidado.

Siendo propiedad el edificio de Florentino Serrano, se levanto el actual en 1911, y allí se ubico una de las tiendas de coloniales de Julián Ayuso conocidas como Casas de Ayuso.

Anuncio de Ayuso en 1915. El Castellano. BVCLM


Sucursal de Ayuso en las Cuatro Calles. El Castellano Gráfico agosto de 1924. AMT

Julián Ayuso abrió entre 1909 y 1920 varias tiendas de coloniales en Toledo. La primera en la Calle Trinidad, 5 (1909), luego en las Cuatro Calles, 11 (1915), y más tarde en  Plaza de la Magdalena, 4 (1920). Representaba a Julián Ayuso, Juan Reguilón Rico, antiguo dependiente de la confitería de José de los Infantes, y que se estableció por su cuenta en la tienda de ultramarinos Los Cuatro Tiempos. Reguilón era de Chapinería (Madrid) y estaba casado con Remedios Perezagua García-Ochoa. Su padre era natural de Sonseca. 

Como curiosidad, decir que Ayuso abrió en 1920 el edificio industrial del Paseo de la Rosa, actual Hotel Princesa Galiana, que servía de almacén y de tostadero de la marca de cafés creada por él mismo llamada Rey Wamba.

En agosto de 1929, Julián Ayuso revocó el poder de representación que ostentaba Reguilón para dárselo a sus sobrinos, Miguel, Agustín y Roberto Ayuso, haciendo cesión de las sucursales de Cuatro Calles, 11 y Santo Tomé, 4 al propio Juan Reguilón. La tienda de Ayuso de la Magdalena todavía es recordada por muchos.

Reguilón siguió con la tienda de las Cuatro Calles  hasta los años 50 que cayó en quiebra siendo subastados sus bienes, incluidas las tiendas de Santo Tomé, 6 y Cuatro Calles 11. Durante toda la década de los 60 estás subastas quedaron desiertas y el local de las Cuatro Calles y Santo Tomé cerrados.

Tienda de Navarro a finales de los 90. Biblioteca Virtual de CLM

Ya en los 80, tenemos una de las tiendas de ropa Navarro, aunque con entrada por Hombre de Palo.

En 1957, Francisco José Navarro Esquivias abrió su primera tienda de ropa Navarro en la Calle Comercio, parte de la actual Punto Roma. Francisco José, que trabajó primero en la tienda de su padre Gregorio Navarro Huelves, la Camisería Imperial, llegó a tener en los años 80, ocho tiendas de moda abiertas en Toledo con franquicias de Lacoste, Caramelo, Menphis o Mango. Navarro supo aprovechar el periodo de tránsito entre el final de los sastres clásicos y los inicios de la ropa hecha en la fábrica.

La tienda sigue activa a cargo de la familia Navarro.

Anuncio de la Boutique Lacoste de Navarro en 1996. Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha.

Fin del repaso de los comercio de las Cuatro Calles, algunos muy recordados por las personas que habitaron Toledo en el siglo pasado. Para finalizar y recalcar la importancia de esta plaza, dejo el enlace a un artículo de Mariano Calvo para ABC de 2013, en el que la plaza de las Cuatro Calles se da la mano con la literatura, y de la grande:

Estando yo un día en el Alcaná de Toledo, llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero...

Un paseo por las Cuatro Calles

Las Cuatro Calles en 2001. La Tribuna de Toledo. BVPH

Fernando Riaño Sánchez de la Poza.

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